«Acercarnos nuevamente a la producción de alimentos»
Creo que fue en 2009 cuando nos planteamos, por primera vez, poner un par de macetas con lechugas y unos cuantos plantones de tomate y pimientos. En ese momento pensamos «si dedico tiempo y recursos a cuidar flores, por qué no dedicarlos a cuidar y sacar adelante plantas que me den de comer» y fue así como cuando empezó nuestra aventura con el huerto urbano.
En aquel entonces contábamos con una terraza de buen tamaño que nos permitió llenarla de macetas e ir haciendo nuestros experimentos de huerto urbano. Los primeros años (del 2010 al 2013) los dedicamos a sembrar básicamente lechugas, tomates, pimientos, rúcula, fresas y un arbolito de albaricoques en maceta, que apenas daba frutos, porque tenía poco espacio para crecer.
A lo largo de este tiempo me he convencido que los huertos urbanos tienen gran valor educativo, social y cultural. Son una herramienta que nos permite vivir en primera persona los éxitos y las dificultades de «producir un alimento»; nos sensibiliza con el trabajo que realizan miles de agricultores que alimentan el mundo; nos acerca a la naturaleza, a la tierra, lo vivo y a lo fresco. Nos recuerda que todo tiene su tiempo, incluso los alimentos, recordándonos que cada uno tiene su tiempo, su temporada, temporadas que cada vez más nos cuesta reconoce. Nos devuelve a los sabores porque no hay nada más rico y satisfactorio que prepararte una ensalada con la lechuga y tomates cosechados de tu balcón; y, en municipios donde el ayuntamiento cede parcelas para el cultivo, los huertos urbanos fomentan la organización social y nuevas formas de consumo.
Los huertos urbanos son, también, una actividad lúdica para compartir en familia, facilitan el fomentar hábitos de alimentación saludable en nuestras hijas e hijos; nos permite desconectar del estrés acumulado a lo largo de la semana (hay quienes los consideran espacios terapéuticos); y nos permite reconquistar el acto de cocinar y la preparación de alimentos. En fin, que creo que hay muchas ventajas para animarse a poner un huerto urbano, da igual el tamaño del que se disponga, todo es empezar.